MOSQUITO VERDE (Empoasca decedens)
Asymmetrasca decedens (sinónimo Empoasca decedens) conocido comúnmente como Mosquito Verde del Melocotonero aunque también ataca a otros frutales de hueso como ciruelo, albaricoque o cerezo.
En cuanto a la descripción de la plaga, se trata de un homóptero de la familia cicadellidae, ampliamente extendido por la cuenca del mediterráneo y encontrándose en numerosos cultivos: frutales, remolacha, vid, cítricos, almendros, etc.
Pero si nos centramos en la plaga, destacamos que el adulto tiene forma alargada (2-3 mm. de longitud) de color verde y con alas translucidas.
Los huevos son de color blanco y alargados, depositados normalmente en el interior de los nervios de las hojas.
En cuanto a las larvas, en los primeros estadíos son de un color blanquecino evolucionando a una tonalidad verdosa, conforme van desarrollándose.
Este estado, a su vez, cuenta con varias etapas o mudas y los despojos de esas mudas se pueden observar sobre las hojas.
En su máximo desarrollo alcanzan el estado adulto. Normalmente se sitúan sobre el envés de las hojas y su característica principal es la forma que tienen de desplazarse, haciéndolo de forma lateral y rápida sobre la hoja.
Una vez descrito los estadíos de la plaga, vamos a comentar el ciclo biológico de la misma:
Pasa el invierno en la fase adulta, sobre otros cultivos o vegetación espontánea. Al inicio de la primavera se muda a los frutales donde inicia su actividad, llegando a presentar cuatro generaciones anuales.
En años con climatología normal en la zona (Vegas altas del Guadiana), comienza a aumentar su población allá por finales de junio, observándose los primeros ataques.
Relativo a los daños que puede ocasionar, tanto las larvas como los adultos se alimentan succionando la savia a partir de los nervios principales de las hojas. Estas picaduras provocan unos síntomas muy característicos, que son deformaciones y desecaciones empezando por las puntas de las hojas y acabando en algunos casos por secar la hoja entera.
También se pueden observar, aunque es un síntoma menos característico, secreciones de goma a partir de las yemas de los brotes atacados.
Los daños son de mayor importancia, en los viveros o plantaciones jóvenes (nuevas plantaciones y hasta los 2 o 3 verdes), ya que pueden provocar deformaciones de brotes y acortamiento de los mismos.
Podemos combatir la plaga con medidas de control, como:
Hacer seguimientos de las poblaciones mediante la colocación en las plantaciones de placas engomadas amarillas y muestreo de brotes desde primavera. Actuaremos, cuando en plantaciones jóvenes comiencen a observarse poblaciones de 2 a 3 ninfas/brote y antes que éstas provoquen daños de importancia.
En plantaciones adultas y bien desarrolladas no está justificado el uso de fitosanitarios, a no ser que los niveles de la plaga sean elevados. Hay tratamientos con neonicotinoides (con registro) que pueden aplicarse en el riego por goteo en algunos cultivos y su control es bastante bueno.
En aplicaciones foliares, hay que hacer uso de productos registrados por el ministerio, tanto para la plaga como para el cultivo a tratar.